lunes, 3 de septiembre de 2012

CARLOS IV (El gran traidor)



El reinado de Carlos IV de España significó una deriva reaccionaria de la orientación del gobierno,  al coincidir con  la Revolución francesa, un año más tarde.  Aunque  al principio  el despotismo ilustrado de Carlos III, continuo vigente,  gozando los ilustrados de la confianza real  (Floridablanca). La activa participación del clero para condenar  la revolución francesa  hizo  que se comenzasen a dar de nuevo pasos contrarios al progreso y la modernización del imperio español.

Con el comienzo de la Revolución francesas, los reyes europeos comienzan a sentir como sus aparatos excretores se vuelven más activos piernas abajo, Carlos IV, cobarde como ninguno, se lía la manta a la cabeza y se dedica a la afición favorita de todos los borbones, ir a matar animales por capricho.   Floridablanca se encarga de cerrar las fronteras  para evitar el tráfico de ideas desde Francia, utilizando al ejército y a la Inquisición, en su temor a las ideas publicá un edicto por el cual prohíbe transmitir ideas revolucionarias, como si las ideas fuesen mercancías controlables, como estas ideas van abduciendo a muchos “malos”  españoles que tenían la manía de pensar por sí mismos, el rey deja un rato la escopeta para firmar la destitución de Floridablanca por ser más blando que la mantequilla de Flandes.  Así que le sustituye por el Conde de Aranda, que también es un inútil a la hora de impedir que las semillas de las ideas revolucionarias echen raíces y florezcan.


Como por aquellos tiempos, la reina andaba encoñada de un capitán de la Guardia Real, que le cuidaba el monte de Venus como si fuese un magnifico rosal, de nombre Manuel Godoy.   La reina manda el sutil mensaje a su real majestad:  "mientras que tú te encargas de cazar ciervos, yo te regalo unas enormes astas para tu cabeza, déjame a mí y tú no te preocupes de nada".  Llegando el muy ambicioso Godoy a pasar de capitán, a jardinero del monte de Venus, y de ahí  ser nombrado primer ministro ,para más tarde  “Príncipe de la Paz”, el rey continuo sus cacerías mientras su cornamenta aumentaba considerablemente.
Mas a este “Príncipe de la Paz, el pueblo lo odiaba por tontunas, porque era plebeyo, porque vivía amancebado con la reina y con Pepita, porque tenía desatendida a la esposa que le había conseguido la reina, como tapadera, la condesa de Chinchón, en fin por envidias varias, amen de llevar a cabo una política muy personal y dictatorial, propia de un tirano del antiguo régimen.

Quien marca la pauta durante el reinado de Carlos IV, es Francia,  las principales potencias absolutistas, Austria, Rusia y Prusia, forman una coalición contra Francia a la que se unirá España dicha  coalición declara la guerra a Francia, saliendo España muy mal parada, perdiendo territorios a favor de Francia, esta guerra  tiene dos etapas:

1793- 1795: Las tropas francesas penetraron en Cataluña, País Vasco y Navarra, llegando incluso a ocupar en Castilla la ciudad de Miranda de Ebro. 

1795: Paz de Basilea: Francia devuelve a España los territorios conquistados a cambio de relaciones comerciales, menos lo que ahora es la República de Haití.





De 1795 - 1808: Francia y España vuelven a ser muy amigas , por la reacción  Thermidiriana por la cual la revolución francesa se convierte en descafeinada y porque Inglaterra era la 1ª potencia marítima además de que los hijos de la Gran Bretaña, sus piratas y corsarios hacían la puñeta a los barcos españoles que iban o venían de las colonias americanas,  y eso sentaba muy mal, vamos que va a ser que no, así que firma Godoy, porque Carlos IV, bastante trabajo tenía con la caza y las astas, el tratado de San Ildefonso (1796) el cual se basaba en:

Habría entre ambos países una alianza militar ofensiva y defensiva.
A requerimiento de cualquiera de las partes firmantes, la otra la socorrería en el plazo de tres meses con una flota de 15 navíos de línea, 6 fragatas y 4 corbetas, todos ellos debidamente armados y avituallados. A esta armada se añadirían fuerzas de tierra de 18.000 soldados de infantería, 6.000 de caballería y artillería en proporción.
El mantenimiento de estas fuerzas correría por cuenta del país al que pertenecieran.
En caso de guerra de común acuerdo, ambas potencias unirían todas sus fuerzas militares y actuarían según una política común.

Así que improvisando sobre la marcha, se dieron cuenta que España que era  la tercera flota más importante del mundo, le faltaban equipos para la totalidad de la flota, abundaban las deserciones de marineros por falta de paga, disminuía el número de marineros alistados. No tenía marineros suficientes para atenderla, por los recortes que en aquellos tiempos también se daban,  y enrolaron a muchos marineros de secano, que veían un barco e incluso el mar por primera vez, así que con una tripulación novata y mal pagada, aunque con barcos mejores, pero con poco armamento, solo les faltaba atar una cuerda a los proyectiles al estilo Gila, para recuperarlos, marcharon contra los británicos, comenzando ganando batallas,  algunas sin disparar un tiro,  pero  pronto comienzan a cambiar las tornas. El 14 de febrero para celebrar el día de los enamorados, tuvo  lugar la batalla del cabo San Vicente, en la que la flota española, formada por 25 navíos en las condiciones que menciono ahí arriba,  al mando del almirante D. José de Córdoba, fue derrotada por la escuadra del almirante Jervis, formada por 15 navíos, bien armados, y con marineros motivados y bien pagados.

La vanguardia británica iba al mando del Comodoro Nelson, quien se lanzó contra la línea de batalla española dividiéndola en dos trozos y envolviendo posteriormente la retaguardia española, formada por seis navíos, cuatro de los cuales fueron apresados y dos gravemente averiados. El grueso de la armada española fue incapaz de reaccionar en su ayuda, debido a la impericia de sus mandos y tripulaciones. Por si fuese poco, Trinidad y Menorca pasaron a estar bajo dominio inglés. 
  No contentos con la lección se firma el 2º Tratado de San Ildefonso con Francia en 1800, ya con el corso como dictador de “la France”  demostrando nuevamente el sometimiento a Napoleón, el cual tenía encandilados a toda la Corte de Carlos IV, como si un dios se tratase,  España cedió nuevamente Luisiana  a Francia como prueba de amor.
Nuevamente, fruto de la mucha inteligencia del corso, y la poca de los gobernantes españoles, Napoleón utiliza la flota española contra los ingleses en Trafalgar, estando al frente de los últimos Nelson, que no se chupaba el dedo y nos dieron a los españoles hasta en el carné de identidad y eso que aún no se había inventado.
No escribo esto como acto sadomasoquista, no me alegro de la gran vergüenza que supuso para España y sobre todos para quienes murieron y sufrieron por culpa de la inutilidad de sus  gobernantes, no quiero regodearme de ello y termino la primera parte del reinado de este traidor llamado Carlos IV de Borbón, con rabia contra él y sus indignos y prescindibles herederos.

Continuara...


1 comentario:

  1. Esperamos con impaciencia la segunda parte Paco. Gracias.

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